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El sobrepeso no es una enfermedad

En la última década, los medios masivos de comunicación se han dado a la tarea de convencernos que el tener peso de más es una terrible enfermedad que invariablemente nos llevará a la tumba prematuramente, y que eventualmente la actual epidemia de sobrepeso colapsará nuestros sistemas públicos de salud. En realidad, es un poco mas complicado.

El sobrepeso es natural

Todos sabemos que nuestro organismo es el resultado de millones de años de evolución, y que, al igual que otros mamíferos, nuestros cuerpos están perfectamente adaptados para sobrevivir los crudos inviernos que nuestros antepasados también vivieron, durante los cuales la falta de alimentos no era poco común, de tal manera que, durante todo el año, era frecuente que los seres humanos comieran naturalmente en exceso, y que dicho exceso de calorías ingeridas se almacenara como grasa corporal, razón por la cual el sobrepeso y la obesidad también ocurrieron en nuestros antepasados.

Es debido a ésta característica -principalmente durante los inviernos- que nuestros antepasados podían sobrevivir largos períodos de tiempo sin alimentos. Dicha cualidad aún permanece en nuestra genética humana, pero la gran diferencia radica en que en nuestra época existe una amplia disponibilidad de alimentos y calorías durante todo el año. Ésta es una de las razones por las que es tan fácil subir de peso, y tan difícil perderlo.

La definición de sobrepeso y obesidad

La OMS (Organización Mundial de la Salud) define como obesidad cuando el IMC (índice de masa corporal, cociente entre la estatura y el peso de un individuo al cuadrado) es igual o superior a 30 kg/m². Los adultos con un IMC de 25 a 29,9 se consideran con sobrepeso. No obstante, algunas personas en este grupo pueden tener mucho peso muscular y por lo tanto no tanta grasa, como es el caso de los atletas.

Según el comediante y autor Tom Naughton, en su filme “Fat Head” -en el cual sigue una dieta totalmente basada en alimentos chatarra adquiridos en restaurantes de comida rápida durante un mes y logra bajar de peso, así como mejorar sus indicadores clínicos de salud-, nos explica que existe suficiente evidencia científica para creer que el Indice de Masa Corporal (IMC) que creemos considerar como correcto es posiblemente no el mejor, sino uno ubicado en el rango de “sobrepeso”, alrededor de los 27 a 28.5  [ScienceDaily][Medscape], puesto que es precisamente ese rango el que se correlaciona con menores índices de morbimortalidad en general. Por otro lado, tomando en cuenta fumadores el rango ideal sigue siendo el de 20 a 25 kg/m² [Scientific American].

El autor J. Eric Oliver nos explica cómo también existen diversos intereses económicos de particulares que buscan obtener jugosos beneficios económicos al mantener o incluso disminuir el IMC normal oficial en los niveles actuales, ya que de ésta forma se obliga al sector público de salud a proporcionar tratamiento médico-quirúrgico a un mayor número de derechohabientes “preocupados” porque su IMC cae en el rango de “no saludable” e impacientes por una solución rápida que los deshaga de los “espantosos” kilos de más sin sacrificar los placeres de sus pobres estilos de vida. Del mismo modo, también nos presenta pruebas de cómo una persona delgada, con un IMC en el rango de peso bajo o “normal”, pero con malos hábitos dietéticos y de ejercicio, presentará una mayor morbimortalidad que una persona con IMC en el rango de sobrepeso, pero con buenos hábitos alimenticios y de actividad física.

Conclusion

Pero entonces, ¿a quién debemos hacer caso? No hay una única respuesta a ésta pregunta. Cada caso es muy particular y es sumamente recomendable acudir con nuestro profesional de la salud, quien evaluará a detalle nuestro caso en particular, emitirá sus diagnósticos y proveerá las mejores recomendaciones para conservar nuestra salud. Por supuesto, existen personas en quienes el sobrepeso o la obesidad es un inevitable producto directo de desequilibrios hormonales y alteraciones genéticas que impiden tener un peso “adecuado” a pesar de llevar un estilo de vida saludable, es decir, con buenos hábitos alimenticios y de ejercicio.

Sin duda alguna, tener una observancia de nuestro peso como indicador único y absoluto de nuestro estado de salud es un grave error, y el famoso dicho “Somos lo que comemos” pudiera reflejar mejor nuestro estado de salud que el espejo y la báscula. Del mismo modo, es importante recordar que el tener un peso adecuado todo el tiempo no nos hace inmortales o inmunes; el no subir de peso no quiere decir que tengamos camino libre para comer todo lo que queramos sin preocuparnos por ninguna consecuencia a largo plazo, ya que, invariablemente, las habrá. Pero no debemos olvidar tampoco que el peso es un indicador más, al que debemos escuchar y atender a tiempo en caso de notar alteraciones importantes en sus números.